¿Cada cuánto debemos lavar y cambiar nuestros Plumones y Cobertores?

Hacerlo con cierta frecuencia es más relevante de lo que crees, sobre todo si tienes mascotas.

Cada semana lavas y lavas tu ropa y también las sábanas, pero el que siempre queda relegado al final es el cobertor o cubrecamas. “Todavía no le toca”, dices. “La próxima semana”. Pero así pasa el tiempo y así te das cuenta, de pronto, que tu cobertor está indecente.

Los expertos en salud y hotelería recomiendan lavar sábanas y fundas de almohadas una vez a la semana. No nos olvidemos que son entre 7 y 8 horas diarias —sin contar las que nos quedamos flojeando el fin de semana— de contacto directo con ellas, después de las cuales quedan restos de sudor, secreciones, células muertas de la piel y ácaros del polvo. Y si esto pasa al interior, no es muy distinto lo que sucede al exterior de la cama.

Microorganismos y alérgenos

Es un poco asqueroso pensar en ellos, pero es necesario. Aunque son imposibles de ver a simple vista, los microorganismos que acarreamos desde fuera llegan a las camas y se mantienen ahí, presentes mientras estamos acostados. Thomas A. Russo, profesor y jefe de enfermedades infecciosas en la Facultad de Medicina y Biomedicina de la Universidad de Buffalo, explica en un artículo de Self.com que si tu cama está húmeda y caliente durante el tiempo suficiente —algo que no es extraño en las calurosas noches de verano—, pueden proliferar algunas bacterias. Para evitarlas, lo mejor es ventilar todos los días y lavar y cambiar sábanas al menos una vez a la semana.

En temporada de primavera-verano también es común que en nuestra ropa, piel o cabello queden restos de polen y pasto, que de seguro pueden traspasarse al cobertor. En especial si apenas llegas a tu casa te lanzas directo a la cama a estirarte.

Ácaros del polvo

Una persona promedio puede tener entre 1,5 y 2 millones de ácaros del polvo en su cama, aseguran investigaciones. El sitio especializado en limpieza Silent Mites va más lejos y asegura que un colchón puede tener entre 100 mil y 10 millones de ácaros del polvo en su interior.

De solo pensarlo se revuelve el estómago, pero antes de que el nerviosismo se haga presente, volvamos a las cubiertas de las camas: para que esta población no se dispare, la frecuencia óptima de limpieza va entre una vez a la semana, tal como cambias tus sábanas, o cada quince días, en caso de que tu mascota no duerma contigo. Lamentablemente las bacterias y la suciedad pueden acumularse y generar irritaciones en la piel, además de alergias.

Entre los microorganismos que pueden andar surfeando por nuestra cama, uno de los más comunes son los ácaros, criaturas microscópicas —de 0,2 a 0,3 mm de longitud— que se alimentan de las escamas que vota nuestra piel. Son arácnidos, integrantes de la familia Pyroglyphidae y familiares directos de arañas y garrapatas. Sí, así de escalofriante

Uno de sus lugares favoritos para anidar son las camas, estando presentes entre colchones, almohadas, edredones y mantas. Pero, por más que lo intentes, es casi imposible deshacerse de ellos.

“Los ácaros generan una de las alergias más comunes”, comentaba en un artículo pasado la inmunóloga Tamara Pérez, de la Clínica Biobío. Para que no ocurra, dice, no hay mejor solución que “tener una casa aseada —limpiada ojalá con paños húmedos— y con la menor cantidad de polvo posible”.

El ciclo de vida de los ácaros fluctúa entre los 65 y 100 días. “Un ácaro del polvo hembra pone hasta 100 huevos en su vida. Así es como las poblaciones en un colchón o mueble pueden explotar de uno a un millón en cuestión de semanas”, aseguran desde Exaller, marca belga de productos antialérgicos.

Si la información que acabas de leer te resultó pertubante, hay varias fórmulas en formato aerosol o pulverizador para combatirlos. Por ejemplo, Anasac tiene un espray bastante efectivo, que controla todo tipo de ácaros presentes en superficies como colchones, sábanas, almohadas, cortinas y alfombras.

Un buen aliado en materia de ácaros y caspa animal es una aspiradora. Eso sí, debes asegurarte que tenga un buen filtro, de forma de poder succionar y retener a esos microorganismos, pasarla por los rincones del dormitorio, e incluso si tiene cabezales adecuados es muy útil usarlo sobre el cobertor y el colchón.

Mascotas

¿Compartes tu cama con tu mascota? Sea perro o gato, esta costumbre requiere de mayor pulcritud a la hora de limpiar el cobertor. En primer lugar, debes tener cuidado con las pulgas y garrapatas que puedan acarrear. En el caso de los gatos, Russo llama a tener cuidado con aquellos que salen de casa, puesto que “pueden cazar y matar a otros animales con infecciones potencialmente peligrosas, como la tularemia, y pueden infectar a los dueños”.

Aunque la tularemia es uno de los escenarios más complicados —es una infección provocada por una bacteria y puede causar meningitis o neumonía— es algo que se da poco. En 2018 se hizo viral el caso de un hombre estadounidense cuyo gato le habría transmitido tularemia. “He visto tal vez tres casos en toda mi vida”, fue lo que dijo el médico a cargo a la prensa.

¿Qué es un Edredón?

Un Edredón (plumón) generalmente se diferencia de un cubrecama porque su relleno es mucho más grueso. Los plumones modernos de hoy en día han evolucionado muy bien, pero aún se fabrican con la misma técnica de diseño en capas que ofrece calidez en noches frías. 

Por ello, podemos encontrar plumones rellenos con capas de materiales como microfibra de poliéster, lana o plumas, es así, como tenemos los Edredones con Pluma de Ganso o los Edredónes Sherpa,

En este caso, los Edredones (plumones) están destinados principalmente a ser una cubierta, colocada encima de las sábanas. Además, permiten crear una mejor apariencia en capas que puede aumentar el confort y son acompañados generalmente por una funda plumón.

¿Qué es un Cubrecama?

Un cubrecama es una capa ligera, destinada a usarse como cubierta de una cama. Los Cobertores y los Quilts entran en esa categoría y se conocen a menudo por presentar rellenos ligeros y no tan gruesos como los plumones.

En este sentido, los cubrecamas, son una excelente opción para todos los climas, ya que son lo suficientemente delgados para climas cálidos, o pueden combinarse perfectamente con ropa de cama más pesada, para climas más fríos.

Se caracterizan por ser decorativos y muy cómodos, y pueden encontrarse en una gran variedad de telas para combinar, creando decoraciones que además de resaltar tu dormitorio, pueden brindarte mayor confort.

Entre los diferentes tipos de cubrecamas podrás encontrar cobertores lisos o estampados, así como también, quilt en diseños modernos y técnicas que combinan bordados, telas y aplicaciones, según sea su diseño.

Diferencias entre un Edredón (plumón) y un Cubrecama

1. Los cubrecamas son ideales para el verano mientras que los Edredones o Plumones se usan más en climas fríos.

2. Los cubrecamas no necesariamente tienen relleno. Los plumones vienen en rellenos como plumas de ave, lana de oveja, fibras sintéticas u otro material.

3. Los cubrecamas son más para el estilo y la decoración. Los plumones están hechos para brindar protección durante el invierno.  

Hechos con comodidad y estilo para cada estación, tanto los plumones como cubrecamas te brindarán diferentes posibilidades para acompañar tu descanso con protección y sobre todo con la temperatura adecuada. Ambos, son sin duda una adición perfecta para cualquier dormitorio de acuerdo con sus características.

Edredón con Pluma de Ganso

Recomendamos un lavado Profesional, con agua fría y detergente suave.

No recomendamos lavado en seco. El lavado en seco utiliza fuertes químicos que eventualmente pueden deteriorar el sello de la tela.

No recomendamos secar el plumón nordico, directo al sol, puede ser la causal de manchas, de igual modo, el secado demora mucho más tiempo si lo dejamos en interior (2 dias como mínimo).

La opción más apropiada para secar el edredón (plumón) es en una secadora con amplio espacio, esto permitirá un secado óptimo y recuperación de su esponjosidad, permitiendo que el relleno del edredón quede bien distribuido.

Cubrecama Sherpa

 Existe una gran variedad de textiles, para arropar tu cama . Dentro de ellos está el Cubrecama Sherpam, que es un tipo de cubrecama grueso, relleno de fibras naturales o sintéticas que no necesitan funda. ¿Cómo elegir? Si bien son una excelente opción y ofrecen comodidad, difieren en su función y muchas veces en su tamaño.

Relleno de material 100% poliéster de gran capacidad térmica.  El espesor de este relleno determina tanto el peso como el nivel de aislamiento que pueda tener dicho plumón, ideal para época de frío.

No representa gran inconveniente lavarlo a máquina. Procurar que sea en un ciclo de lavado suave y agua fría, a no mas de 25°. No usar cloro.

Plumón Nordico, Quilt y Sherpa

Es debido a lo anterior, que se hace necesario aprender un poco más sobre cada uno de ellos ( rellenos con plumas de ave, lana de oveja, fibras sintéticas) , ayudará a determinar cuál de estas excelentes opciones en ropa de cama funcionará mejor para renovar tu dormitorio y mantenerte cómoda (o)  mientras duermes.

¿Detergente líquido o en polvo?

El detergente en polvo puede dejar marcas en tu ropa de cama y es ligeramente abrasivo. Limpia mejor el textil, pero hace que se desgaste más rápido. El detergente líquido es la opción más adecuada para tu ropa de cama. En la actualidad, los detergentes líquidos han evolucionado lo suficiente para incorporar componentes capaces de acabar con la suciedad más resistente. Además, incorporan aditivos que ofrecen a la ropa una mayor suavidad durante el lavado, lejos de ser ésta sometida a la abrasión que provocan los detergentes en polvo. mantiene en buen estado durante más tiempo.

¿Qué tipo de cubrecamas usas?

Al preferir textiles delgados y frescos —como lino, algodón o poliéster— puedes lavarlos de forma más fácil, al menos comparado a cobertores más voluminosos, como los de telas aterciopeladas. La primera triada se puede lavar en máquina, sin embargo debes fijarte en que esta lo soporte en cantidad de kilos.

Una lavadora con capacidad de 9 kilos debería ser más que suficiente para un cobertor de dos plazas, aunque eso varía según el material del textil y el relleno. Si tienes una lavadora pequeña, lo mejor es confiar en un servicio de lavanderia profesional. Cuando la materialidad del cobertor es especial, por lo general se indica que se limpien con un paño ligeramente humedecido con agua tibia y secados inmediatamente con otro.

Pero para poder alcanzar el recambio semanal sin demasiado esfuerzo, lo más recomendable es usar fundas de cobertor: así, todas las semanas puedas sacarla, lavarla y reemplazarla con la siguiente. El ideal es tener al menos dos, para ir haciendo la danza de la limpieza con tiempo.

¿Y qué pasa con el interior?

Según detalla el sitio especializado en espacios del hogar The Spruce, “a menos que se haya derramado algo sobre el edredón (plumón), no necesitarás lavarlo más de una o dos veces al año”. Sin embargo, en la práctica esto es algo relativo a las condiciones de cada persona o cada núcleo familiar que comparte el dormitorio

Los cobertores o duvets de relleno sintético fácilmente pueden ser lavados en casa, siempre y cuando tu lavadora te acompañe. Si consideras que es mucho para tu máquina, lo mejor es lavar a mano u optar por un servicio de limpieza profesional

Eso sí o sí, hay que hacerlo con los rellenos naturales, como las plumas de ganso. Una lavandería como Limpiecito Chile, no solo entrega rigurosidad en el lavado sino que también al secado, un proceso que puede llevar de 6 a 8 horas en casa. Es importante hacerlo de la forma correcta porque de lo contrario el plumón puede estropearse o llenarse de hongos. Considerando lo caros que son, sería terrible su pérdida.

Interpretar etiquetas

Confiar en que todo puede ser lavado en tu máquina es lo peor que puedes hacer. Siempre debes verificar la información que el mismo producto te entrega en la etiqueta. Usualmente está indicado con símbolos universales que resumen las indicaciones del lavado, como si se puede lavar a máquina o no, con qué temperatura de agua, si soporta el blanqueado, la secadora, la plancha el lavado en seco.